Un infarto cerebral o “stroke” como también se le conoce, es la muerte repentina de células del cerebro causada por la falta de oxígeno. Ocurre cuando se bloquea el flujo de sangre en las arterias que nutren el cerebro.
Este tema fue tratado ampliamente en la más reciente Jornada Científica del Hospital Paitilla, en la cual especialistas de diversas ramas como los doctores Rainier Rodríguez, Neurólogo del Hospital Paitilla; Carlos Cantu-Brito, Neurólogo del Hospital Ángeles Pedregal; Anastasio Ameijeiras, Neurocirujano y especialista en Terapia Endovascular Neurológica del Hospital Paitilla y Walter Valverde, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Paitilla quien actuó como moderador.
¿Cómo saber si estoy sufriendo un “stroke”? Tener información básica de cómo identificar los síntomas, o principio de un infarto cerebral, es muy importante ya que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Un factor común es que los mismos ocurren de forma abrupta. “Es mejor perder unas horas en urgencias ante la sospecha de algo que no es, que no acudir a tiempo al hospital”, enfatizó el doctor Rainier Rodríguez.
Algunos síntomas: dificultad para hablar o trastornos conceptuales, disminución de la fuerza en alguna de las extremidades, alteración de la simetría de la cara, dolor de cabeza severo y repentino.
Actualmente, hablamos de que 1 en cada 4 personas tiene un evento cerebro vascular. Cada 40 segundos en el mundo ocurre un evento cerebrovascular y fallece un paciente cada 4 segundos. En Latinoamérica se registran más de 6 millones de casos prevalentes y unos 6 millones de personas sobreviven con secuelas que afectan un desempeño normal en su vida.
Los accidentes cerebrales los podemos clasificar en:
- Isquemias, que es cuando se interrumpe de forma brusca el flujo sanguíneo a un área del cerebro debido a la obstrucción de una o más arterias – 60%
- Hemorragia intracerebral, que es cuando ocurre un derrame de sangre dentro del cerebro por una hipertensión arterial crónica – 25%
- Hemorragia subaracnoidea, que ocurre en el espacio entre membranas que envuelven el cerebro y que por lo general se debe a un aneurisma – 15%
Podemos citar algunos factores de riesgo: mayores de 50 años y pacientes con historial genético, ya que los antecedentes familiares representan un factor de riesgo.
El doctor Rainier Rodríguez nos explica los factores de riesgo que son modificables y que al cuidarlos podemos prevenir un stroke, tomando en cuenta que es la enfermedad neurológica más prevenible y es por eso que la docencia a la población es crucial: vigilar la presión arterial y mantenerla dentro de los rangos recomendados, monitoreo continuo del colesterol, monitoreo continuo de los niveles de azúcar, no fumar, llevar un control alimenticio apropiado para evitar la obesidad, practicar algún tipo de actividad física.
Para el médico y paciente es una lucha contra el tiempo, tiempo pre-hospitalario en la ambulancia (fase que se ha trabajado a profundidad en el Hospital Paitilla) y el tiempo hospitalario. “Desde los primeros minutos suponemos que el cerebro tiene mala circulación y aplicamos la escala NIHSS (Escala del Instituto Nacional de la Salud para el Stroke), con una prueba que provee métricas que indican qué tan grave está el paciente. Puede ser aplicada tanto por una enfermera hasta por un especialista y ayuda a determinar la gravedad del caso rápidamente”.
A la hora del diagnóstico, obtener una imagen del cerebro lo más rápido posible es la prioridad, medir los signos y tomar en cuenta que el 70% u 80% de las lesiones ocurren en el área cerebral media, estadística que permite agilizar la búsqueda de la lesión.
Una vez diagnosticado el infarto cerebral debemos recurrir a tratamientos agudos, como la Trombólisis Intravenosa, el cual se puede realizar en el Hospital Paitilla. Esta terapia consiste en administrar un medicamento de forma intravenosa a través de un catéter para disolver el coágulo que está obstruyendo la arteria afectada.
Existen casos en los que este coágulo no se puede disolver con medicamentos, sino que se debe extraer directamente de la arteria ocluida gracias al manejo de catéteres endovasculares, mediante un procedimiento llamado trombectomía mecánica (extracción del coágulo del vaso sanguíneo). Este tratamiento también está disponible en el hospital. Lo importante es tratar de salvar la mayor porción de tejido cerebral para procurar que tenga la mejor calidad de vida posible.
Después de un infarto cerebral algunos pacientes quedan con secuelas que pueden catalogarse desde leves hasta muy severas, e incluso la muerte. Es importante empezar con un programa de rehabilitación lo más pronto posible, ya que es la clave para que el paciente pueda tener una recuperación óptima y de manera eficaz.